En el sector alimentario y de piensos, la calidad de la proteína es un factor decisivo que influye directamente en la eficiencia del producto final. La proteína concentrada de soja (SPC), con niveles estables de proteína superiores al 70%, ha dejado de ser una opción técnica para convertirse en una herramienta clave para mejorar la competitividad internacional. Este artículo explora cómo las tecnologías modernas permiten optimizar cada etapa del proceso, desde la selección de materias primas hasta la fabricación automatizada.
El proceso comienza con la selección de harina de soja desgrasada a baja temperatura y etanol alimenticio como solvente. Esta combinación permite una extracción más selectiva, reduciendo significativamente los factores antinutritivos como los fitatos y las lectinas. Según estudios publicados en la revista Journal of Food Engineering, este método mejora la solubilidad de la proteína en hasta un 18% frente a métodos tradicionales.
Etapa del proceso | Impacto en la calidad |
---|---|
Extracción con etanol | Elimina >95% de antinutrientes |
Prensado por extrusión | Mejora la estructura funcional |
Desolventización | Garantiza residuos < 5 ppm |
Molienda ultrafina | Aumenta la dispersión en alimentos y piensos |
La integración de estos pasos no solo eleva la pureza proteica, sino que también potencia propiedades funcionales como la capacidad de retención de agua o la formación de gel. Por ejemplo, en aplicaciones de panadería, SPC procesado con esta tecnología mejora la elasticidad del pan en un 22% comparado con productos convencionales, según pruebas realizadas por laboratorios certificados en Europa.
“Hemos aumentado nuestra tasa de exportación a Latinoamérica gracias a la consistencia del producto. Ahora podemos cumplir con los requisitos de la UE sin ajustes adicionales.” — María González, Directora de Operaciones, Grupo Alimentario Andino
Este nivel de control técnico es especialmente valioso para empresas que buscan acceder a mercados exigentes como Alemania, Canadá o Japón, donde la trazabilidad y la calidad son prioritarias. Las líneas de producción automatizadas no solo reducen errores humanos, sino que también permiten escalar rápidamente sin comprometer la calidad.
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