En un mercado donde los consumidores exigen alimentos más saludables, las empresas alimentarias enfrentan una presión creciente para innovar en sus materias primas. La soja, como fuente de proteína vegetal, es clave en esta transformación —pero su proceso de extracción tradicional a menudo compromete su valor nutricional. Aquí entra el equipo de procesamiento de soja de bajo consumo energético, que no solo reduce costos operativos, sino que también eleva la calidad del producto final.
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre el 2020 y 2023, el 67% de los fabricantes de alimentos funcionales aumentó su uso de proteínas vegetales, especialmente soja, debido a la demanda global por productos bajos en grasa y altos en proteína.
Los nuevos equipos de extracción en frío (temperatura ambiente o ligeramente por debajo de 40°C) permiten obtener soja con más del 50% de proteína** y menos del 0.5% de grasa residual. Esto es crucial para marcas que buscan productos como harina de soja concentrada, snacks proteicos o ingredientes para yogures y bebidas vegetales.
Parámetro | Método tradicional | Tecnología de extracción en frío |
---|---|---|
Proteína (%) | 45–48% | 50–54% |
Grasa residual (%) | 1.5–2.5% | ≤0.5% |
Consumo eléctrico (kWh/kg) | 2.8–3.5 | 1.2–1.8 |
¿Está buscando una solución que le permita ofrecer productos más saludables sin sacrificar rentabilidad? Esta tecnología no solo mejora la calidad del ingrediente, sino que también reduce el costo por tonelada en hasta un 30%, según estudios de casos realizados en plantas de México, Argentina y España.
Las empresas que adoptan este tipo de maquinaria están preparándose para lo que viene: regulaciones más estrictas sobre etiquetado nutricional, mayor conciencia del consumidor sobre la huella ambiental y la necesidad de diferenciarse en un mercado saturado. En Europa, por ejemplo, el 72% de los compradores B2B ya prioriza proveedores con certificaciones de eficiencia energética (Fuente: Eurostat 2024).
No se trata solo de mejorar la fórmula del producto. Se trata de construir confianza con el consumidor final: alguien que busca proteína limpia, baja en grasas saturadas y producida con responsabilidad ambiental.
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